En 2004, una pareja de jóvenes viajó a Barcelona, España, para un tratamiento de fertilidad. Meses más tarde y sin que lo supiera su marido, la mujer regresó a la clínica, pero acompañada por otro hombre. Y fue la muestra de semen de ese hombre la que consiguió el embarazo. Su marido nunca supo que el niño al que crio no era suyo. Incluso tres años después, cuando la pareja se divorció, continuó cuidando del niño cuando la mujer trabajaba y pagando la manutención. La verdad sólo la supo en
2011, cuando iniciaron una disputa sobre su derecho a mantener el contacto con el niño. Seis años de engaño Fueron “seis años de engaño” y un juez la ha condenado a pagar US$58.000 en compensación al exmarido engañado. Enterarse de que no era el padre cuando quien creía su hijo tenía ya seis años lo dejó muy afectado psicológicamente. El tratamiento de fertilidad s...martes, 24 de marzo de 2015
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